Una pareja joven con niños se muda a vivir a un chalet en la sierra, tener un jardín era una agradable novedad y querían sacarle el máximo partido a su casa pero sin renunciar a su tiempo libre, la principal premisa fue tener un jardín sin mantenimiento.
Apostamos por un suelo de gravilla apisonada, apta para juegos y reuniones, rodeado de plantas de fácil cuidado y con trepadoras para conseguir un efecto de jardín muy frondoso pero fácil de cuidar.
La máxima del diseño de este jardín es la multifuncionalidad y comodidad, un jardín en el que tenerlo todo: espacio para fiestas y barbacoas, arenero para los niños, un rincón para leer, macetas y flores…
Un jardín bonito del que disfrutar sin estar pendientes del mantenimiento.